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domingo, octubre 09, 2016

París es siempre una buena idea


"París es siempre una buena idea" es una novedad de la editorial Planeta, publicada en español en el 2016 y escrita por Nicolas Barreau (una especie de escritor fantasma o producto comercial). Es la historia de amor de Rosaline Laurent y Robert Sherman. 




Lo que me llevo a leer esta novela, con su título súper rosa, fue que estoy de acuerdo con esa frase: París es siempre una buena idea; necesitaba volver a un libro que pudiera leer con placer (algo tan ajeno en estos últimos meses) y cuya sinopsis, metalitetaria, me sedujo por completo.

El inicio de la novela no decepciona: Rosalie es un personaje femenino distinto a las famme fatale que aparecen en muchas novelas pero también muy similar a estos personajes femeninos en apariencia débiles que terminan sorprendiendo gratamente. Una chica que podía ser yo, con sus preferencias por el arte, su carácter romántico y risueño y su amor por los croissants. Luego aparece un escritor de libros infantiles -otra cosa que me llevó a leerla- y después un profesor de literatura especializado en Shakespeare (Sherman). Un conjunto de personajes con los que me identifiqué rápidamente en una novela bastante fácil de leer.

En ciertas líneas abunda el cliché pero sabemos también que a veces necesitamos decir lo importante en palabras sencillas, aunque nos desagrade reconocerlo. Así mismo, hay escenas poco trabajadas, que parecen una improvisación forzada. 

La novela avanza con un buen ritmo hasta que en los últimos capítulos se vuelve un bodrio mayamero: aparece la que reclama al marido en una escena de "tensión", un hijo sorpresa, con un final apresurado que, aunque intente guiñar al lector, no tiene el punch necesario.

Fue una lectura entretenida, que seguramente habría disfrutado más en su lengua origen (si la leyera) debido a las expresiones en francés e inglés que se mantienen en la traducción al español, asumo que éstas le dan un ritmo divertido en la lengua que fue escrita. Creo que su lengua origen es alemán. Es una historia decente que no logra explotar realmente el conflicto humano pero que mantiene resalta la belleza de la Ciudad de las luces y sus infinitas posibilidades.


Le Jules Verne un restaurant que aparece en la novela

Recomiendo leerla como divertimento, enamorándonos de París, de la idea de París, con sus calles, sus cafés, porque al final, París es siempre una buena idea