domingo, diciembre 28, 2008

Tierra hostil


Una ciudad que está a punto de estallar.
Si llueve nos inundamos todos, perdemos la poca estabilidad que queda en esta tierra hostil.
Un segundo puede cambiar tú vida. Derecha o izquierda: cualquier decisión simple puede hacer que el otro lado del espejo se altere por completo.
La filosofía que te rige te llevará al fracaso. Construyes tu propio camino hacia la destrucción.
Los cimientos sobre los que construiste tus ideales ya no son suficientes para alcanzarlos. Los acostumbrados trucos que usas para atravesar el laberinto que es tu propia existencia ya han dejado de funcionar.
¿Es el toque de una fuerza invisible el que hace que lo que tienes ya no sea suficiente?
En el otro lado del espejo alguien rasguña los pensamientos que pretendes mantener en la realidad tangente; se da cuenta de que se mantienen sobre una torre de barajas y que cualquier movimiento en falso los hará volar por los aires.
¿Quién lo trajo aquí?
El monstruo de concreto se come a los soñadores…Probablemente seas un sabroso aperitivo.
Un día de estos despertarás y te darás cuenta de que al otro lado del espejo te encuentras tú.



viernes, diciembre 26, 2008

Números primos


Hay momentos que son “impoetizables”. El lenguaje (ese material tramposo y maleable) se queda corto a la hora de denotar y connotar una sensación como la que ahora invade. Es simple, es complicado, es nuevo, es extraño, es condenadamente agradable.



2
Dos palabras que cambian la perspectiva. Un roce de dos segundos que puede hacer que mi mundo quede al revés. Dos horas de diferencia entre llegar “a tiempo” y llegar “tarde”. Cada momento cuenta.



3
En algún momento intente construir murallas para encarcelarme. Luego decidí ser masoquista y abandonarlo todo. Si voy a ir al infierno por lo menos disfrutare el camino, por lo menos algo hará que valga la pena.
Tres palabras habrían sido suficientes para encerrarme dentro de mí misma, pero no fue así y ahora estoy aquí, preguntándome cuando empecé a soñar y por qué no me he despertado.



5
Cinco vocablos que conforman una frase y la respuesta afirmativa.
Cinco minutos a su lado y el mundo ha dejado de importarme, puede venírsenos encima y todo estará bien. Hay algo en ese par de extremidades, en la presencia, en todo lo que conforma su ser que me hace sentir así: tonta, irremediablemente feliz.



7
No hay un momento o lugar exacto. El destino nos sorprendió de forma inevitable, sus artimañas son algo incomprensible. Resulto ser condenadamente narciso y altanero el señor Destino. Muchas gracias por entrometerte en esto querido Dios.
Podría acostumbrarme a todo lo que implica esta situación, podría despertar los siete días de la semana a su lado…Sólo podría. Mi mente está a un millón de años luz y mis latidos han septuplicado su velocidad.

11
Algunas cosas simplemente no se sospechan. Pasan… como una lluvia a media tarde que nunca te esperabas o el calor insoportable que puede hacer antes de que caiga un diluvio.
Si fuese fácil discernir el por qué de las cosas la vida sería más fácil pero también más aburrida.
Tengo miedo, eso es obvio, pero también es bueno. El miedo produce inercia, te encuentras tan aterrado que no puedes moverte. Prefiero tener miedo a tener pánico; el pánico genera una reacción en el cuerpo (generalmente es correr) y lo menos que quiero es huir: quiero quedarme a su lado, en la tormenta, en la calma, donde y como sea.



13
Es un bonito día para aventarse al vacío. Desde hace años lo veo así. Todos los 13 son un bonito día para morir. Para recordarme a mí misma todas las cosas que puedo o no puedo evitar.

13 personas sentadas en la última cena -y una de ellas murió-. Capítulo 13 del Apocalipsis: predice la llegada del Anticristo. 13 en el tarot significa cambio, renovación, muerte. 13 pisos de un viejo edificio y una suicida que se pasea por sus pensamientos.

Una montaña rodeada de nubes, un paisaje inolvidable, más de trece suspiros, tan solo tres pensamientos por minuto. Me estás dando tiempo para pensar…Si tan solo tuviese la valentía para arriesgarme lo haría…Puedo morir y no me importaría mucho.

El trece es número de buena suerte, quizás más complicado que el resto de sus primos.
Es un buen día para volar, para mandarlo todo al demonio, para tomar riesgos. Es un día imborrable.



17
Algunas personas marcan tú vida, algunas decisiones la cambian por completo. Un texto y todo su significado pueden hacer convulsionar tú mundo. Las cosas llegan (suceden) cuando no te las esperas.
Un encuentro basto para estremecerlo todo. Una sola mirada, sus ojos cerrados y mi inevitable atracción hacia la imagen de alguien que duerme. Cuando empecé a pensar en canciones me declare oficialmente perdida.



(8)Lay your head upon my shoulder


Lay your hand within my hand


I give you all that I am(8)



19
No es un mal día para renacer. El mundo ha cambiado y yo también.
Hace 19 años no esperaba esto, no esperaba nada. Una nueva luz, un nuevo deseo, un universo que se expande hacia el infinito. Esta sonrisa alegre que ahora danza en mi rostro me aterra, pero no voy a correr, sólo cerrare los ojos y pediré que dure lo suficiente como para no arrepentirme de ella nunca. Estoy bien, estoy feliz, vuelo como nunca antes me lo imagine. Por primera vez la realidad supero a mi imaginación.



¿Qué número sigue?...23

23,6,16,8,18
15,10,6,5,18
1
5,6,11,1,21
5,6
20,24,6,21,6,21,23,6
28
6,15,19,6,29,1,21
1
1,15,1,21,23,6.

domingo, diciembre 07, 2008

Cuando el mundo desaparece



"Whenever I'm alone with you
You make me feel like I am young again
Whenever I'm alone with you
You make me feel like I am fun again"



Mi cuerpo responde a su presencia y eso me aterra, nunca antes había sucedido. Frío, nervios, cosquilleo en alguna parte y luego mis manos se calientan cuando me toca. Pequeño hueco en mi estomago… ¿por qué sucede esto?
Dos palabras que pueden cambiar tú perspectiva
Las murallas en proceso de construcción son abolidas por su sonrisa, por sus gestos, por todo lo que implica que este aquí.
Un par de extremidades hacen que me sienta a salvo. Un momento “mágico”, hollywoodense, casi perfecto
El mundo se convierte en una especie de murmullo que atraviesa levemente la burbuja que envuelve los cuerpos, traspasa por ciertas grietas de inseguridad.
La tragedia de la vida es que todos tienen razón. Si salgo herida será mi culpa, si vuelvo a lastimarme tontamente jamás me lo perdonare.
Falta de seguridad para hacer lo que quiero. Cuando me juzguen luego (porque sé que lo harán) alegaré demencia.
De nuevo el cambio de temperatura, abismo que se forma en mi estomago.
Todo lo vale: la tristeza, las ganas de no existir, la frustración, las culpas y el inmenso dolor que quedará cuando todo esto acabe. Todo vale la pena, sólo por esto, sólo por esto.
Las sonrisas cómplices, cómplices de pensamientos y deseos. Las sonrisas tontas disparadas por doquier
Ambos corazones palpitando como en un solo de batería. Ambos ritmos acelerados, por la misma razón
La boca seca, las luces brillando, fuese perfecto si hubiese música, si el murmullo desapareciera por completo
Cierra los ojos. El mundo desaparecerá
Al abrirlos me encuentro con dos pupilas que me miran fijamente, al verme reflejada en aquellos ojos, vuelve a erizarme la piel una especie de cosquilleo
¿Es esto real o sólo un agradable sueño?
¿Cómo un abrazo puede aliviar los instintos suicidas, aliviar la desesperanza? ¿Cómo está especie de conexión extraña puede despertar la fe, las ganas?
No lo sé, no lo entiendo y hay una parte de mí que quiere entenderlo.
Te quiero
Yo también… Sólo que no siento que sea el momento para gritártelo a los cuatro vientos.
¿Valdrá la pena en un futuro toda esta situación? Por ahora lo vale, sólo por esto, sólo porque su presencia puede hacer que el mundo desaparezca.
Gracias por comprender.



jueves, diciembre 04, 2008

DAS

Esta es la historia de una suicida. Puedes llamarla Das, Lian, Drein, puedes llamarla como quieras, puedes llamarla como yo.

Su vida era fácil. Una chica extremadamente normal que se empeñaba en ser diferente, que hacia lo posible por llamar la atención (como algunos, como todos). Una chica regular que lloraba mucho, jamás gritaba, que cuando se enfadaba pataleaba, que soñaba con tierras extrañas y con un chico que la abrazaba en un cuarto oscuro, en un teatro londinense.

Das. Ama la noche, la lluvia, el olor a tierra mojada, el sabor de las lagrimas ahogadas en la almohada, la sonrisa que despierta una buena frase sarcástica, una guitarra acústica (o un piano) con una voz perfecta que cante el dolor que yace en su piel, en su mente, en su alma. Das, Das, Das: romántica, despistada, impuntual, insegura, irresponsable, sensible, curiosa, chica tonta, humanamente frágil (quizás demasiado).

¿Cuál fue el detonante para que explotara, para que acabara con todo?

139 Lexatins… La canción de Fito Páez que le dio una idea. El abandono de unos ideales caducos, un par de sueños rotos, unas utopías y el alma resquebrajada. La tortura, el tedio, la pesadumbre, las responsabilidades, todo lo que implica existir, estar vivo. La ausencia de algo anónimo, perfectamente conocido.

¿Alguna vez valió la pena?

Sí, si la valió. El riesgo, los ojos marrones, la sonrisa y el dolor en los pómulos (de tanto sonreír), los fines de semana en cualquier sitio, los días de semana en el cine, el teatro, un restaurante, en Plaza; las horas pegada a la PC, las directas e indirectas, los abrazos y besos virtuales, los reales (los besos discretos en el cuello, en la frente): todo lo valió. Pero cuando algo comienza lo único seguro es que acabará (Gabriel Torrelles, Peor que tú), el final está comprendido en el comienzo y aún así seguimos (Samuek Beckett, Final de Partida).
El plan de vida nunca paso de los treinta años. Al comienzo no se veía luego de los dieciséis, pero el intercambio de almas nunca sucedió y ahora tenía una vida por delante. No lo quería, realmente no lo quería. Empezó a crecer, las distracciones aparecieron, los libros la llenaban, el mundo es amplio y el universo infinito, luego el choque (producto de un destino travieso) y los diferentes ojos; las frases particulares, las distintas culturas, lenguas, sensaciones. Pero, después de todo, el plan no pasaba de los 30: tiempo suficiente para graduarse, conocer parte del mundo, soñar el universo, disfrutar de la sonrisa, de sentirse en el aire (tontamente feliz)… Tiempo suficiente para que deje de doler.

Das, la chica soñadora, la idealista despechada (por no decir cínica), la de los ojos oscuros (los ojos que hablan) y los cartelitos que se le dibujan en el rostro. Esa Das que se quito la vida sin avisar, que lloró hasta que se harto, que consiguió en algún lado sus pastillas para no soñar. Esa Das que se rindió.

Un día se levantó y no sintió ganas de nada, se encontraba atrapada en el mismo sitio con la misma molestia latiéndole en los huesos, la sonrisa se le había borrado, amar tanto le dolía (¿en serio estaba “amando”?). Se sentía como una vasija desbordante, a punto de caer, rota. Empezó a escribir una historia que luego se transformo en carta, un texto con final feliz. Lo imprimió, lo colocó en un sobre y pidió que lo enviaran cuando muriese, la cara del sujeto de las encomiendas era un poema épico, ella sonrío (estaba acostumbrada a que no la comprendieran). Se regresó al apartamento, escucho música, lo llamó, no hubo respuesta. Observaba sus fotos (sus obras de arte, porque él siempre había sido EL artista), recordó y un cúmulo de sensaciones pasadas, de emociones, la embistieron violentamente. Lo extrañaba mucho. Tomo un libro de Baudeleaire, leyó “Embriagaos”, otro de Wislawa Szymborska “Bajo una pequeña estrella”, este último le robó una sonrisa.
Recordó un viejo tequila que guardaba en el bar. Lo abrió, se bebió un trago de un golpe, sin pensarlo. Al pasar por el pasillo la puerta del baño se encontraba abierta, se detuvo frente al espejo, se contemplo. En el interior del gabinete se escondía un objeto de un pasado no tan lejano, al abrirlo, se derramaron 139 capsulas de Lexatin.



Esta es la historia de una chica suicida, una que no tiene la valentía para deshacerse de sí misma, que sigue teniendo miedo del después, del padecimiento futuro, del otro lado del espejo. Es la historia de alguien que no ha conseguido pastillas para no soñar y que sigue soñando (aunque no quiera, aunque duela)… Das camina entre nosotros, esperando, aguardando… ¿Qué? El día en que la conjugación del miedo y el valor le den el impulso para terminar con todo, para borrarse por y para siempre.