domingo, diciembre 28, 2008

Tierra hostil


Una ciudad que está a punto de estallar.
Si llueve nos inundamos todos, perdemos la poca estabilidad que queda en esta tierra hostil.
Un segundo puede cambiar tú vida. Derecha o izquierda: cualquier decisión simple puede hacer que el otro lado del espejo se altere por completo.
La filosofía que te rige te llevará al fracaso. Construyes tu propio camino hacia la destrucción.
Los cimientos sobre los que construiste tus ideales ya no son suficientes para alcanzarlos. Los acostumbrados trucos que usas para atravesar el laberinto que es tu propia existencia ya han dejado de funcionar.
¿Es el toque de una fuerza invisible el que hace que lo que tienes ya no sea suficiente?
En el otro lado del espejo alguien rasguña los pensamientos que pretendes mantener en la realidad tangente; se da cuenta de que se mantienen sobre una torre de barajas y que cualquier movimiento en falso los hará volar por los aires.
¿Quién lo trajo aquí?
El monstruo de concreto se come a los soñadores…Probablemente seas un sabroso aperitivo.
Un día de estos despertarás y te darás cuenta de que al otro lado del espejo te encuentras tú.



viernes, diciembre 26, 2008

Números primos


Hay momentos que son “impoetizables”. El lenguaje (ese material tramposo y maleable) se queda corto a la hora de denotar y connotar una sensación como la que ahora invade. Es simple, es complicado, es nuevo, es extraño, es condenadamente agradable.



2
Dos palabras que cambian la perspectiva. Un roce de dos segundos que puede hacer que mi mundo quede al revés. Dos horas de diferencia entre llegar “a tiempo” y llegar “tarde”. Cada momento cuenta.



3
En algún momento intente construir murallas para encarcelarme. Luego decidí ser masoquista y abandonarlo todo. Si voy a ir al infierno por lo menos disfrutare el camino, por lo menos algo hará que valga la pena.
Tres palabras habrían sido suficientes para encerrarme dentro de mí misma, pero no fue así y ahora estoy aquí, preguntándome cuando empecé a soñar y por qué no me he despertado.



5
Cinco vocablos que conforman una frase y la respuesta afirmativa.
Cinco minutos a su lado y el mundo ha dejado de importarme, puede venírsenos encima y todo estará bien. Hay algo en ese par de extremidades, en la presencia, en todo lo que conforma su ser que me hace sentir así: tonta, irremediablemente feliz.



7
No hay un momento o lugar exacto. El destino nos sorprendió de forma inevitable, sus artimañas son algo incomprensible. Resulto ser condenadamente narciso y altanero el señor Destino. Muchas gracias por entrometerte en esto querido Dios.
Podría acostumbrarme a todo lo que implica esta situación, podría despertar los siete días de la semana a su lado…Sólo podría. Mi mente está a un millón de años luz y mis latidos han septuplicado su velocidad.

11
Algunas cosas simplemente no se sospechan. Pasan… como una lluvia a media tarde que nunca te esperabas o el calor insoportable que puede hacer antes de que caiga un diluvio.
Si fuese fácil discernir el por qué de las cosas la vida sería más fácil pero también más aburrida.
Tengo miedo, eso es obvio, pero también es bueno. El miedo produce inercia, te encuentras tan aterrado que no puedes moverte. Prefiero tener miedo a tener pánico; el pánico genera una reacción en el cuerpo (generalmente es correr) y lo menos que quiero es huir: quiero quedarme a su lado, en la tormenta, en la calma, donde y como sea.



13
Es un bonito día para aventarse al vacío. Desde hace años lo veo así. Todos los 13 son un bonito día para morir. Para recordarme a mí misma todas las cosas que puedo o no puedo evitar.

13 personas sentadas en la última cena -y una de ellas murió-. Capítulo 13 del Apocalipsis: predice la llegada del Anticristo. 13 en el tarot significa cambio, renovación, muerte. 13 pisos de un viejo edificio y una suicida que se pasea por sus pensamientos.

Una montaña rodeada de nubes, un paisaje inolvidable, más de trece suspiros, tan solo tres pensamientos por minuto. Me estás dando tiempo para pensar…Si tan solo tuviese la valentía para arriesgarme lo haría…Puedo morir y no me importaría mucho.

El trece es número de buena suerte, quizás más complicado que el resto de sus primos.
Es un buen día para volar, para mandarlo todo al demonio, para tomar riesgos. Es un día imborrable.



17
Algunas personas marcan tú vida, algunas decisiones la cambian por completo. Un texto y todo su significado pueden hacer convulsionar tú mundo. Las cosas llegan (suceden) cuando no te las esperas.
Un encuentro basto para estremecerlo todo. Una sola mirada, sus ojos cerrados y mi inevitable atracción hacia la imagen de alguien que duerme. Cuando empecé a pensar en canciones me declare oficialmente perdida.



(8)Lay your head upon my shoulder


Lay your hand within my hand


I give you all that I am(8)



19
No es un mal día para renacer. El mundo ha cambiado y yo también.
Hace 19 años no esperaba esto, no esperaba nada. Una nueva luz, un nuevo deseo, un universo que se expande hacia el infinito. Esta sonrisa alegre que ahora danza en mi rostro me aterra, pero no voy a correr, sólo cerrare los ojos y pediré que dure lo suficiente como para no arrepentirme de ella nunca. Estoy bien, estoy feliz, vuelo como nunca antes me lo imagine. Por primera vez la realidad supero a mi imaginación.



¿Qué número sigue?...23

23,6,16,8,18
15,10,6,5,18
1
5,6,11,1,21
5,6
20,24,6,21,6,21,23,6
28
6,15,19,6,29,1,21
1
1,15,1,21,23,6.

domingo, diciembre 07, 2008

Cuando el mundo desaparece



"Whenever I'm alone with you
You make me feel like I am young again
Whenever I'm alone with you
You make me feel like I am fun again"



Mi cuerpo responde a su presencia y eso me aterra, nunca antes había sucedido. Frío, nervios, cosquilleo en alguna parte y luego mis manos se calientan cuando me toca. Pequeño hueco en mi estomago… ¿por qué sucede esto?
Dos palabras que pueden cambiar tú perspectiva
Las murallas en proceso de construcción son abolidas por su sonrisa, por sus gestos, por todo lo que implica que este aquí.
Un par de extremidades hacen que me sienta a salvo. Un momento “mágico”, hollywoodense, casi perfecto
El mundo se convierte en una especie de murmullo que atraviesa levemente la burbuja que envuelve los cuerpos, traspasa por ciertas grietas de inseguridad.
La tragedia de la vida es que todos tienen razón. Si salgo herida será mi culpa, si vuelvo a lastimarme tontamente jamás me lo perdonare.
Falta de seguridad para hacer lo que quiero. Cuando me juzguen luego (porque sé que lo harán) alegaré demencia.
De nuevo el cambio de temperatura, abismo que se forma en mi estomago.
Todo lo vale: la tristeza, las ganas de no existir, la frustración, las culpas y el inmenso dolor que quedará cuando todo esto acabe. Todo vale la pena, sólo por esto, sólo por esto.
Las sonrisas cómplices, cómplices de pensamientos y deseos. Las sonrisas tontas disparadas por doquier
Ambos corazones palpitando como en un solo de batería. Ambos ritmos acelerados, por la misma razón
La boca seca, las luces brillando, fuese perfecto si hubiese música, si el murmullo desapareciera por completo
Cierra los ojos. El mundo desaparecerá
Al abrirlos me encuentro con dos pupilas que me miran fijamente, al verme reflejada en aquellos ojos, vuelve a erizarme la piel una especie de cosquilleo
¿Es esto real o sólo un agradable sueño?
¿Cómo un abrazo puede aliviar los instintos suicidas, aliviar la desesperanza? ¿Cómo está especie de conexión extraña puede despertar la fe, las ganas?
No lo sé, no lo entiendo y hay una parte de mí que quiere entenderlo.
Te quiero
Yo también… Sólo que no siento que sea el momento para gritártelo a los cuatro vientos.
¿Valdrá la pena en un futuro toda esta situación? Por ahora lo vale, sólo por esto, sólo porque su presencia puede hacer que el mundo desaparezca.
Gracias por comprender.



jueves, diciembre 04, 2008

DAS

Esta es la historia de una suicida. Puedes llamarla Das, Lian, Drein, puedes llamarla como quieras, puedes llamarla como yo.

Su vida era fácil. Una chica extremadamente normal que se empeñaba en ser diferente, que hacia lo posible por llamar la atención (como algunos, como todos). Una chica regular que lloraba mucho, jamás gritaba, que cuando se enfadaba pataleaba, que soñaba con tierras extrañas y con un chico que la abrazaba en un cuarto oscuro, en un teatro londinense.

Das. Ama la noche, la lluvia, el olor a tierra mojada, el sabor de las lagrimas ahogadas en la almohada, la sonrisa que despierta una buena frase sarcástica, una guitarra acústica (o un piano) con una voz perfecta que cante el dolor que yace en su piel, en su mente, en su alma. Das, Das, Das: romántica, despistada, impuntual, insegura, irresponsable, sensible, curiosa, chica tonta, humanamente frágil (quizás demasiado).

¿Cuál fue el detonante para que explotara, para que acabara con todo?

139 Lexatins… La canción de Fito Páez que le dio una idea. El abandono de unos ideales caducos, un par de sueños rotos, unas utopías y el alma resquebrajada. La tortura, el tedio, la pesadumbre, las responsabilidades, todo lo que implica existir, estar vivo. La ausencia de algo anónimo, perfectamente conocido.

¿Alguna vez valió la pena?

Sí, si la valió. El riesgo, los ojos marrones, la sonrisa y el dolor en los pómulos (de tanto sonreír), los fines de semana en cualquier sitio, los días de semana en el cine, el teatro, un restaurante, en Plaza; las horas pegada a la PC, las directas e indirectas, los abrazos y besos virtuales, los reales (los besos discretos en el cuello, en la frente): todo lo valió. Pero cuando algo comienza lo único seguro es que acabará (Gabriel Torrelles, Peor que tú), el final está comprendido en el comienzo y aún así seguimos (Samuek Beckett, Final de Partida).
El plan de vida nunca paso de los treinta años. Al comienzo no se veía luego de los dieciséis, pero el intercambio de almas nunca sucedió y ahora tenía una vida por delante. No lo quería, realmente no lo quería. Empezó a crecer, las distracciones aparecieron, los libros la llenaban, el mundo es amplio y el universo infinito, luego el choque (producto de un destino travieso) y los diferentes ojos; las frases particulares, las distintas culturas, lenguas, sensaciones. Pero, después de todo, el plan no pasaba de los 30: tiempo suficiente para graduarse, conocer parte del mundo, soñar el universo, disfrutar de la sonrisa, de sentirse en el aire (tontamente feliz)… Tiempo suficiente para que deje de doler.

Das, la chica soñadora, la idealista despechada (por no decir cínica), la de los ojos oscuros (los ojos que hablan) y los cartelitos que se le dibujan en el rostro. Esa Das que se quito la vida sin avisar, que lloró hasta que se harto, que consiguió en algún lado sus pastillas para no soñar. Esa Das que se rindió.

Un día se levantó y no sintió ganas de nada, se encontraba atrapada en el mismo sitio con la misma molestia latiéndole en los huesos, la sonrisa se le había borrado, amar tanto le dolía (¿en serio estaba “amando”?). Se sentía como una vasija desbordante, a punto de caer, rota. Empezó a escribir una historia que luego se transformo en carta, un texto con final feliz. Lo imprimió, lo colocó en un sobre y pidió que lo enviaran cuando muriese, la cara del sujeto de las encomiendas era un poema épico, ella sonrío (estaba acostumbrada a que no la comprendieran). Se regresó al apartamento, escucho música, lo llamó, no hubo respuesta. Observaba sus fotos (sus obras de arte, porque él siempre había sido EL artista), recordó y un cúmulo de sensaciones pasadas, de emociones, la embistieron violentamente. Lo extrañaba mucho. Tomo un libro de Baudeleaire, leyó “Embriagaos”, otro de Wislawa Szymborska “Bajo una pequeña estrella”, este último le robó una sonrisa.
Recordó un viejo tequila que guardaba en el bar. Lo abrió, se bebió un trago de un golpe, sin pensarlo. Al pasar por el pasillo la puerta del baño se encontraba abierta, se detuvo frente al espejo, se contemplo. En el interior del gabinete se escondía un objeto de un pasado no tan lejano, al abrirlo, se derramaron 139 capsulas de Lexatin.



Esta es la historia de una chica suicida, una que no tiene la valentía para deshacerse de sí misma, que sigue teniendo miedo del después, del padecimiento futuro, del otro lado del espejo. Es la historia de alguien que no ha conseguido pastillas para no soñar y que sigue soñando (aunque no quiera, aunque duela)… Das camina entre nosotros, esperando, aguardando… ¿Qué? El día en que la conjugación del miedo y el valor le den el impulso para terminar con todo, para borrarse por y para siempre.

lunes, noviembre 24, 2008

Before| After| Now

Only happy when it rains

La antigua sensación del horror al vacío, perenne inseguridad e interrogante
¿Tendré que dejarte ir envuelto en una capa de falacias, o tendré que decirte lo que siento (lo que pienso) y mandarlo todo al demonio, hasta a nosotros mismos?
¿Qué hacer? ¿Qué hacer?
Mi cuerpo tiembla cuando se acerca tu presencia; es un recorrido escalofriante el que hace la adrenalina, los nervios; la aceleración que crece en mi pecho me roba una sonrisa, altera mis sentidos. La vida es una montaña rusa, la siguiente vuelta puede terminar en picada.
¿Qué digo? ¿Qué digo? ¿Apoyarte ciegamente, sacrificándome en silencio por algo qué no sé si podrá llenarte, o ser egoísta, atrevida?
Vueltas, vueltas, vueltas…De nuevo tiemblo y empieza a llover.
Tengo deseos de verte, de abrazarte ¡Está condenada lluvia sólo me hace anhelar tu presencia, aumenta los deseos!
Deje las frases adornadas en el congelador. Esto es real, sea verdad o mentira, es real e implica que terminará doliendo. ¿Estás dispuesto a arriesgarte?
Prometo cuidarte, prometo estar allí…algunas veces se me hace difícil cumplir a mis promesas. Sigue lloviendo y no dejo de imaginar la magnitud de un beso apasionado bajo la lluvia, entre tus brazos.
Realidad, realidad… La lluvia me envuelve en fantasías pero hoy ejerció el efecto contrario…
Quiero verte… ¿Dónde estás? Ven y abrázame, bésame, cumple con mis fantasías, que yo me encargaré de hacer realidad las tuyas.

A Stroke Of Luck
Una sonrisa que me hizo pedazos, un abrazo que estremeció hasta la última célula de mi cuerpo. Los mejores 15,10 o 5 minutos (lo importante es que no duró lo suficiente) de un día que estuvo a punto de no suceder.
Mi mirada clavada en sus labios, mi cerebro pensando: ganas versus lo políticamente correcto. Algunas veces pienso que le divierte verme así: hundida en sus brazos, con el cartelito que grita ¡Bésame ahora! y con el temor de que cuando lo haga no sepa responder. La caricia de sus dedos por mi piel, el roce entre su mejilla y la mía. ¿Tiene que durar tan poco? ¿Por qué tenemos que movernos y romper con el encanto del momento?
Él sabe a dónde llevarme, sabe como rodearme de detalles, me regala soplos de vida con su sola presencia ¿realmente es tan importante? ¿esto es real o sólo producto de mi imaginación?
Lo que se supone que debí decirle lo olvide por completo. Podemos hablar de cualquier cosa y por más que quise mencionar el tema “importante”, no lo hice. Quería que el abrazo durase eternamente, quedarme allí sin importar que el mundo se nos viniera encima.
Quise besarlo, aún quiero hacerlo, pero mis inseguridades e interrogantes, frenaron los deseos. Sólo por el momento, sólo por el momento.

I think i'm paranoid
No sé quedarme callada, no sé disimular. Las frases adornadas están en el congelador y lo endemoniadamente real que soy se quedo fuera, al descubierto.
No puedo pasar un minuto de mi vida sin preguntarme algo, cualquier cosa. Cedo a mis impulsos curiosos y abro la boca para arruinarlo todo. ¡Cerebro tonto que no sabes callar, dedos que no saben detenerse en lo que debería ser punto y final!
Paranoica, complicada, empedernidamente romántica… ¿te suena familiar? Así soy yo y no tengo mucha paciencia para soportarme. ¿La tienes tú?
I think I'm paranoid
I think I'm paranoid
Bend me break me
Anyway you need me
All I want is you
Mil disculpas, tiendo a ser experta en arruinarlo todo, en auto sabotearme la existencia. Bonito día para no dejar de pensar en ti….

NOTA ACLARATORIA: No regrets
Todo lo escrito en este blog es ficción, es decir, mentira. Son "historias" que escribe un alter ego de un personaje corpóreo que desea la mayoría de las veces no ser tan corpóreo. Algunos referentes son tomados de esa realidad pero no implica que todo lo que se escriba deba ser considerado como palabra sacra...¿o sí?

martes, noviembre 18, 2008

Manifiesto de mi absurdo

¡Basta! Basta ya de pensar en ti, de extrañarte, de sentir cualquier cosa por ti. ¡Basta! La invasión que lleva tu nombre agobia mis pensamientos, altera mi corazón.


No quiero llenar con música el vacío, no quiero dormir a ver si al despertar ya me he olvidado de todo. No quiero cometer los mismos errores que en el pasado cometí. Tampoco quiero disimular, ni mucho menos aparentar algo que no soy. Me niego a seguir un proceso absurdo de negación.


El asunto con el reconocimiento es que no importa que tanto admitas las cosas si nunca puedes salir de ellas. Quiero solucionar el conflicto que me han impuesto las hormonas, la falta de atención, la sonrisa, el abrazo, el gesto silencioso de alguien que se parece a mí. ¡No me interesa si pienso demasiado, me importa que padezco, que siento en demasía! Quizás eso de pensar haga que mi padecer, que mi sentir, se intensifique.


Estoy harta de la telenovela, de las malas interpretaciones, de buscar señales o signos donde no los hay, de querer tomar tu mano e imaginar su desplazamiento por mi ser, por mi cuerpo, por mi alma. ¿Cuál es el desespero por obtener un placer físico y espiritual que nunca antes había necesitado? ¿Por qué buscar distracciones cuando mi vida ya está llena de ellas? ¿Qué acaso no es suficiente con lo que pensé alguna vez que me enriquecía? ¿Dónde está escrito que tenías que gustarme así? ¿Cuándo empezó a sucederme esto?


¡Basta! ¡YA NO POR FAVOR! Cuando sonríes demasiado, cuando estás absolutamente feliz, sólo significa que alguien vendrá a darte un puñetazo y te borrará la sonrisa. Significa que a la larga vas a sufrir como un inocente condenado a la muerte, como un suicida condenado a la vida.


No quiero, no quiero, no quiero: volver a pasar por lo mismo, no quiero. Es preferible vivir sin una historia, quizás hasta sea mejor pasar por una sequía de ideas, de sensaciones; para mí todo termina en sufrimiento, en malestar, en culpa, en desamor. Las emociones humanas, no importa cuáles sean, siempre terminan doliendo.


Quiero dejar de tomar decisiones apresuradas, de sentir impulsos y dejarme llevar por ellos. Quiero inspirarme en otras personas y dejar de colocarme en cada minúscula partícula del puto texto. ¡BASTA! Quiero que el apocalipsis llegue, esconderme en una gaveta y despertar siendo una sonrisa de payaso dibujada en una hoja de papel.

domingo, noviembre 02, 2008

Jota

No soy la chica que usa tacones de diseñador (ni ninguna especie de tacones), tampoco la que se pone una mini falda y sale a bailar los fines de semana (en efecto, no sé bailar). No soy de las que maneja un automóvil último modelo (no tengo carro) y se conecta al Facebook para hablar del outfit del profesor de Teoría. No soy quién describes, a quién le escribes, quién te inspira. Entonces ¿por qué escribirte yo a ti? ¿Por qué empezar ‘esto’ (que al principio tenía intención de historia y ahora parece carta) describiendo a la chica que soy y que asumo que no te mueve un ápice ni te despierta nada? Porque creo que fui yo, sí, fui yo quien obtuvo lo que alguna vez pensaste que habías desterrado, botado, desechado...

Jota decidió dejar de leer, arrugó la hoja de papel y desechó las palabras de la chica enamoradiza, lanzándolas a una papelera, mientras deseaba borrar de su mente lo que acababa de leer. Ella no tenía razón, simplemente no podía tenerla.

Desde el otro lado de la habitación estaba su mejor fotografía observándole. Los ojos retratados y colgados en la pared escudriñaban sus acciones y Jota lo sabía, podía sentir el escalofrío que recorría su espalda al ser observado por esos ojos. Se sintió violado, pero fue incapaz de levantarse y descolgar el cuadro, destruirlo: después de todo esa era su mejor fotografía.

Los ojos de la chica no tenían una belleza resaltante, de esas que abruptamente te dejan sin palabras. No, sus ojos eran normales; su mirada ni destacaba entre otras miradas, pero ella tenía algo, quizás demasiada normalidad. Sus ojos emanaban algo, ella: la chica estándar, asustadiza, algunas veces atrevida, con ese comportamiento de aquellos que están condenados y aún sienten que tienen algo que perder. Esos ojos lo miraban desde el otro lado de la habitación, con una sombra que denotaba la mezcla de rabia y tristeza, frustración y melancolía, una vez ella dijo: Muchas veces para mí no hay diferencia: enojo, soledad, tristeza, todo es igual, todo duele, siempre duele…

La chica corriente que se empeñaba en ser diferente, en considerarse freak. Esa chica que choco con el gran artista (sí, ARTISTA: fotógrafo, escritor, músico, diseñador, actor, director: ARTISTA) y que en el encuentro se perdió en sus ojos. La chica normal/anormal que no pudo evitar admirar el templo que representaba ese cuerpo. Un abrazo sería el acontecer de un milagro, un beso la aproximación a la comunión con la divinidad, una noche de sexo/amor sería una experiencia religiosa realizada.

Y él, Jota: el gran artista, el talento hecho carne, el afamado por muchos, el que pide perdón antes que permiso, el que con su música le exige a la estrellas, él, Jota, había dejado que esa loca extraña se metiera en su vida: amaneciera con su camisa puesta, tomará café en su taza y le tomará una foto mientras dormía. Y todo parecía surreal: desde el “¡enséñame a tomar fotos! Tengo muchas ganas de aprender cosas nuevas…Nunca he tenido una relación y creo que soy muy torpe para eso de las citas ¡Si hasta frustre mi primer beso!...Sólo será practica y nada más... Baudelaire decía "embriagaos;embriagaos sin cesar.De vino, de poesía o de virtud, como queráis", hasta aquella vez cuando dijo que podían emborracharse de caricias con un tono pícaro y hasta seductor. Todo su discurso acerca de la vida, la muerte y el amor, hasta esa hoja de papel que ahora descansaba en la basura. TODO.

El día que estuvieron en el parque la Estancia fue distinto. Ella estaba risueña, con la sonrisa tonta bailándole en la cara y él sabía que era su culpa, podía otorgarse a sí mismo ese merito. Estaban disfrutando el día, mientras él capturaba la vida (para la chica la no-vida, que no es lo mismo que muerte) de unos palos secos; ella leía un libro de Ortega & Gasset (Estudios sobre el amor) y él reía, como siempre lo hace, pero tenía el temor de que su risa se transformará en la misma sonrisa tonta de la chica y que ésta (la risa/sonrisa) danzara en su rostro y luego saliese disparada hacia el cielo. Un miedo tonto, ahora que Jota lo pensaba. Ese día casi sucede, un poco más y cede a la tentación: ella se atravesó en una toma, en medio de la fotografía, solo para agotarle la paciencia y Jota descubrió en su mirada (la condenada mirada) el cartelito que decía “¡Bésame! ¡Bésame ahora, antes de que me arrepienta!”, pero él no lo hizo, sólo se flexiono sobre ella y la miró fijamente, luego de estar un minuto atrapada entre la grama y el cuerpo de Jota, la mirada de la chica paso de grito desesperado a una mezcla de rabia y tristeza, de frustración y melancolía, y, en ese momento, Jota disparo su cámara, capturando el momento, tomando la foto, su mejor foto.

Luego estuvo el día en Plaza, al anochecer, cuando estaba nublado y hablaban sobre Europa. Él en medio de su hiperactividad, tarareaba canciones mientras ella estaba acostada sobre un cuaderno intentado divisar alguna estrella en medio de las nubes. Jota se levantaba, se sentaba, bailaba y hablaba, todo al mismo tiempo. Después empezó a caminarle por encima y a ella le molesto, amenazó con golpearlo en su parte más débil si seguía y él recordó el episodio en la Estancia (cuando ella quería obstinarlo) y lo siguió haciendo… Pero también recordó la foto, la mirada que gritaba bésame y que luego había cambiado, el momento de debilidad, la provocación de la tentación y ahora todo ese flash back le despertaba la curiosidad… Jota volvió a colocarse sobre ella, flexionado, mirándola fijamente, esperando que el cartelito se dibujara en su cara, aunque luego no estaba seguro de lo que haría. Ella, la chica extraña, le agarró el cabello, el cartelito poco a poco fue apareciendo y en cuestiones de segundo Jota rozaba sus labios con los de ella, sentía la suavidad del rostro, la humedad en los labios, el corazón zumbando y la comunión con la divinidad estaba siendo tomada. Un par de noches después, quizás de años o de meses (aunque Jota sabía con precisión cuanto tiempo había transcurrido), ella se había levantado con la camisa de él cubriendo el pueril cuerpo y había tomado de su taza de café mientras le tomaba una foto al chico dormido. La exacta experiencia religiosa. El momento mítico, orgásmico.

Ahora estaba la hoja que no quería leer, el último fragmento de lo que fue, palabras que llegaron tarde… y la foto, su mejor foto.

La chica extrañamente normal y cautivantemente loca había decidido enviarle una historia al chico, un presente para agradecer, sí, ella, que había abandonado la existencia con la excusa de no poder más, de estar cansada de la agonía y de la pesadumbre y de las responsabilidades y del dolor, porque amarlo tanto le dolía. La última carta o historia (ni ella sabría discernir que era) se trataba del amor, pero no el de ellos, sino un amor tan extraño como el que ellos padecieron, pero aquel amor del que hablaba si tenía final feliz. También se dejaba una disculpa: ella había sido feliz, completamente feliz, se había emborrachado de caricias, de besos dulces y de locura, tenía el corazón/alma de un chico que había sido su maestro y le había enseñado todo lo que ella quería aprender. La sonrisa tonta le duró mucho tiempo. ¡Chica tonta! Jota la amó, como ama el arte y quizás ese fue su pecado. ‘No puedo decir que bajé al infierno por tu amor pero muchas veces persiguiéndote allí me encontré de pronto’. Nos veremos en el último círculo Jota, recuerda que hay flores en el Hades. Jota sabía que esos versos estarían escritos en esa hoja y mientras se embriagaba de vino, un ruido estrepitoso quebrantaba el silencio: un cuadro caía de la pared al otro lado de la habitación y muchos vidrios resquebrajados dejaban ver unos ojos alegremente tristes, una mirada eternamente presente pero cuyo referente ya no era real y eso… lastimaba.