domingo, marzo 01, 2009

... Il faut vous enivrer sans trêve. Mais de quoi? De vin, de poésie ou de vertu, à votre guise. Mais enivrez vous.
Enivrez-vous, Charles Baudeleaire.


Alguna vez leyó Enivrez-vous, en una de esas clases en donde tienes que analizar el lenguaje poético y todo eso te causa una gran jaqueca; ahora que escuchaba el poema en francés, éste le remitía al momento exacto de las caricias nocturnas, de los besos apasionados mientras sale el sol, aquellos momentos que nunca tendrán comparación ni nombre para bautizarlos.
Era cierto que nunca imagino amanecer así: a su lado, envuelta en su ropa, hilarante en su olor. Todo le parecía ser parte de algún sueño que se escondía en su subconsciente y que ahora se apoderaba de su consciencia, pero estaba feliz, estaba endemoniadamente feliz soñando, siendo parte de una locura que le convertía en cenizas sus armas contra el mundo, que la dejaba expuesta en cuerpo y alma. La literatura, la música, el arte en general, habían saltado de los libros para ser parte de su realidad; ella había decidido firmar el pacto ficcional y mientras el libro no se acabara, ella estaba viviendo (aunque, paradójicamente, el otro personaje principal de la historia la dejara sin aire).
Todas sus filosofías e idolologías se reinventaban, esa chica escurridiza que sólo se dedicaba a observar, a tomar nota de los hechos, se había convertido en una perfecta novata en este trabajo llamado vida. Sí, ahora estaba desempeñando el cargo de ser vivo, ser que padece en las entrañas, ser que solo es. Abandonó su falsa cárcel en cuanto le conoció: un primer encuentro con sus palabras (con las de ese otro ser que también estaba en ese proceso de aprender a vivir) fue suficiente para no sentirse sola, fue la grieta que hizo que su mundo convulsionara por completo.
La primera vez que se enfrento a S un sutil temblor se encargo de marcar la presencia, el preciso momento en que todo cambio. Este nuevo personaje se introducía entre los barrotes de su existencia y la hacía presa de sus acciones (de sus vicios, jamás de sus culpas), nunca antes las ganas de luchar por un futuro incierto habían perdurado, nunca antes la locura había mostrado una cara tan hermosa, nunca antes construir un imperio resultaba encantador. S tenía porte majestuoso (una especie de demonio usando ropas de ángel), poseía entre sus labios el verbo de la serpiente que participo en la caída adánica, el toque de mármol lapidario (aquella piel que cuando rozaba despertaba la sangre que latía en sus venas) y la fascinante sonrisa. S es delirio, tortura, tentación y pecado. S lo puede ser todo. S lo es todo.
................................................................................................................................................


Stand up for what you believe

And tonight

We can truly say

Together we're invincible
Invincible, Muse.


Roma nunca causo la controversia que quería. Ella, con su nombre de ciudad sagrada, con sus hombros perfectamente delineados, con su larga y oscura melena y esos ojos que nunca saben disimular; esa chica con la sonrisa contagiosa y que siempre dice lo que piensa (lo que siente). Una chica algo extraña, llorona, insegura, contradictoria, una chica maravillosa, cuya “genialidad” no era conocida por todos.
Cuando la vi por primera vez no me sorprendió, su forma de ser era regular, como cualquier otra chica, pero cuando pasó el tiempo y el interés nos fue invadiendo demostró todo lo contrario; demostró ser Roma, la incendiaria, por la que fui sacrílega y lasciva, la mejor droga nunca antes consumida, el soplo de vida para alguien cansado de deambular. Empecé a sentir la necesidad de encontrarme con ella diariamente; ese par de horas compartidas eran esenciales, las charlas de música, literatura, sueños e imaginación hacían que se me dibujara una tonta sonrisa en el rostro, que esperara ansiosa al próximo encuentro. Me fui perdiendo en sus hombros, embriagándome en su aroma; me torne adicta a su presencia y, en algún momento, ladrona de sus besos. Roma logró ser la bomba que siempre deseo ser, fue esa especie de sorpresa para la que no estás preparado, el tren que te pasa por encima sin siquiera avisar.
Ahora que despierto a su lado tengo la certeza de que todas las cosas pasan por algo, de que el destino, los dioses y el universo pueden alinearse y hacer que el olor apestoso de la realidad circundante sea tolerante, desaparezca casi que por completo. Verla dormir se ha vuelto una manía irremplazable; cada vez que mis manos rozan su piel, que puedo sentirla a centímetros de mí, hace que el hecho de que valga la pena vivir se intensifique. Sentir a Roma ceder a mis caricias, hundirse entre mis brazos, verla sumisa ante el toque de mis dedos, verla sonreír, reconocer esa mirada que grita por un beso, todo eso hace que las cosas que parecían imposible estén al alcance de la mano. Roma es mi quimera hecha concreto, el alivio a mi soledad, la seductora manzana, el vicio perfecto. Roma lo es todo.

......................................................................................................................................................

Y aquí estoy yo, viendo y escuchando, sin poder hacer nada, mordiéndome los labios mientras no obtengo lo que deseo.
Con cada una utilice la sugestión, les ofrecí una salida fácil, pero aún así tuvieron que encontrarse. A S le cedí mi ropaje (le dio ese porte de ángel caído que tanto llama la atención de Roma), la tente con la perfecta imagen de ver el mundo arder, con la pasión de destruirlos a todos, pero ella no quiso; le hizo justicia a su nombre y fue siempre sabia, completamente obstinada. El tiempo le enseño que no tiene que renunciar para ver las cosas como quiere que sean, la condenada experiencia hizo que quisiera quedarse luchando y, si llegase a perder, se levantaría y se llevaría “el mundo consigo”.
Con Roma las cosas lucían fáciles, ella siempre quiere verse a sí misma arder, siempre tiene el ímpetu de acabar con todo pero ese idealismo al que se aferra muchas veces la hace sorda a mis propuestas… Si tan sólo una renunciara a su terquedad y la otra a su cobardía se hubiesen encontrado al otro lado del mundo: las dos estarían compartiendo el lecho conmigo, para siempre, por siempre.
Las mañanas las pasaría con Roma, en sus sueños de nada, en su deliciosa página en blanco, en el lado oscuro de la luna; las madrugadas las disfrutaría con S, con sus discursos profundos acerca de todo y sus informaciones extrañas acerca de nada. Pero aquí estoy, observándolas mientras se tornan invencibles, incomprendidas para el mundo, perfectamente complementadas entre ellas. Dime Bios, ¿es acaso justo? ¿Por qué tenían que juntarlas? Fuiste tú ¿cierto? Sólo por molestar, por darle a Roma un verdadero significado, aunque fuese al revés, y, por ofrecer a S el piso para construir su imperio, para ser una pequeña tirana…
- No lo sé Thánatos, algunas cosas…


…simplemente se nos escapan de las manos.

2 comentarios:

  1. delirar, fantasear e imaginar todos en infinitivo, me atrevo a decir k son sinonimos casi iguales solo k uno es mas enfermizo k el otro cada vez mas, historias leyendas y mitos k rozan con convertirse en la torturada realidad, esto nos hce dar cuetna k no iluso, no estas soñando, estas bien despierto solo k no te reconoces ni lo haras, no sbes kien eres, lo unico k se de verdad es k no se nada y aun asi sabiendo que podrian pasar siglos asi, me aferro a la esperanza, la cual deberia ser denotada como un sntimiento, una virtud, seguramente habra cosas que se nos escapen de nuestra manos, pero nunca le perdemos el rastro y menos la esperanza

    ResponderEliminar

¡Hola! Gracias por leer y comentar, POR FAVOR DEJA TU NOMBRE O UN SEUDÓNIMO y no te reprimas: vive la libertad después de todo es una página en blanco.