jueves, febrero 10, 2011

Yo confieso... otra vez


Me gusta estar descalza porque me hace sentir aferrada a algo, el piso frío debajo de mis pies me recuerda que poseo calor corporal y que estoy viva, desde la punta del dedo hasta el último cabello.

Hay un final que me da miedo escribir, he imaginado la muerte de este anagrama y no me atrevo a ponerla en palabras. Matar, esta vez, significa renunciar.

Sufro de una cobardía enfermiza, de paranoia, de ansiedad. Trastornos, retorno a lo mismo.

Sensación indecible de fracaso: lo que escribo no importa, no importará, no resquebrajará almas ni perforará corazones. Al final sólo quiero encontrar pastillas para no soñar.

Mis imágenes –en su mayoría prestadas- se quedan como la Laura de Petrarca cuando quisieran ser la Beatriz de Dante. Universal.

No soy buen escritor, tampoco buen mentiroso. Mis gestos me delatan.

Soy sentimentalista hasta el cansancio. El “romanticismo” de Corín Tellado, jamás el de Novalis.

Duermo para ocultarme, leo para intentar ocultarme, intento hablar sin mostrarme –Fail- y escribo para revelarme. Principio circular que me parte la cabeza.


Pathos, te odio.

1 comentario:

  1. "Duermo para ocultarme, leo para intentar ocultarme, intento hablar sin mostrarme –Fail- y escribo para revelarme"
    Me senti identificada O.o

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