desnuda, despojada de armas, camino a oscuras;
sin palabras mis sentidos se empobrecen
El cielo azul se queda sin adjetivos,
mis ojos son cegados por su belleza
y mi boca pasmada por no saber describir
Tus manos se sienten como…
¿seda? ¿terciopelo? ¿el roce de una nube?
¿toque de un ángel?
Por mi piel corren impulsos eléctricos que van
desde tus dedos hasta mis adentros
y un sutil temblor me invade
Quiero hacerte ver y saber cómo me haces sentir
pero tus caricias no aceptan metáforas
Las flores explotan en colores
y por las montañas se escuchan sus gritos de nacimiento
Un árbol sonríe directamente al sol
y un lagarto se baña con sus divinos rayos
¿Divinos? Calificativo que usa mi mortal lengua
¿Tengo derecho a hacerlo?
Si los dioses sintieran tu cuerpo, dormido a mi lado,
como yo lo siento,
sabrían que el peor castigo para mí
sería que me quitarán este momento:
Nuestra huida del mundo bajo un techo de madera
Tus besos, mi sentimentalidad y el abrazo conmovedor,
Infinito, como para habitar en tu alma
El reloj que no se detiene y yo quiero
patearle el culo al tiempo
Las luces de la iglesia y los bailes tradicionales
Hay magia desapercibida posada en una esquina
Y mis palabras –esto- se sienten como una serpiente
Mordiéndose la cola-lacola
Cada viaje es una experiencia honda de conocimiento
O reafirmación
Yo hablo de montañas, magia y quizás de nuestra poesía,
Quizás tú disfrutas más el silencio
Me escondo lentamente,
con la retina plasmada de imágenes,
cierro los ojos con la cara sobre tus rodillas
Los edificios se acercan.