sábado, abril 18, 2009

Taza de café

Ella entró, colocó su pantorrilla sobre la cama y con su pie empezó a acariciar mi pierna. “¡Levántate!”, dijo. La luz del sol se le reflejaba en la piel, la exquisitez de su blancura y la mirada divertida en su rostro predecían mi siguiente reacción:

- No quiero- dije somnoliento, esperando una mueca de reproche.
- Me obligaras a levantarte – respondió- Ven, ven, ven, café mira…- y me percate de mi taza de café en su mano ¡Ni siquiera habíamos desempacado y ella ya tenía mi taza! Abrí los ojos y volví a cerrarlos, luego volví a abrirlos y le dije:
-¡Qué abuso vale! Me estas tratando como perrito…- y sonreí.
-Está bien- frase entre malcriada y solazada- Misu, misu, misu, misu…ven gatito…café…- mientras agitaba la taza y no dejaba de acariciar mis pies con los suyos
¡Dios!¡¡¡que hermosa!!!
-Graciosa ¿no?...Humor mañanero, me gusta… pero ¡No me voy a parar! – negué con la cabeza.

Ella se acercó, aún tenía el cabello húmedo, colocó la taza de café en el piso mientras se inclinaba a centímetros de mi cara, se mordió los labios, ¡mi camisa le quedaba tan bien!, empezamos a escuchar las primeras gotas de lluvia afuera, me dijo, aun a centímetros de mí:

- Está bien. Ya empezó a llover. Te dejo el café…iré a desempacar.

No sé si fue la lentitud de las palabras, el gesto de recogerse el cabello hacia un lado, dejando al descubierto el cuello, si fue su lengua recorriendo sus labios al terminar la frase o el olor de su piel atravesando cada uno de mis sentidos, pero cuando ella fue hacer el ademan de levantarse, la hale por la cintura y termino en mis brazos ¡No podía aguantar otro segundo más sin tenerla a mi lado, sin tocarla!, mientras mis dedos recorrían sus brazos y mis labios se encontraban con los suyos, tuve una revelación: el café ya estaba frío y esa tarde volveríamos a dormir entre cajas.
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Me desperté con él a mi lado, el primer pensamiento que atravesó mi mente: así deben de verse los ángeles cuando duermen. Eche un vistazo a mí alrededor: una habitación llena de cajas, alguna que otra prenda tirada, en definitiva esto no parece real. Me levanté para darme una ducha, para comprobar con el agua fría si todo el panorama era parte de mi imaginación o realmente estaba sucediendo.

El agua estaba a temperatura ambiente; desde la ventana, al final de la pared, el cielo parecía estar decidiéndose entre un día soleado y/o un día lluvioso. Al finalizar mi ducha me percate de que no tenía ropa que ponerme (tuve que usar la mía para secarme), así que agarre una de sus camisas - la había usado la noche anterior, por… un par de minutos-. Fui hasta la cocina, entre alguna de las cosas que estaban semidesempacadas se encontraba la indumentaria casi completa para hacer café ¡Gracias a Dios!, sólo encontré su taza de café Jejeje se pondrá territorial.

Entre a la habitación nuevamente, puse mi pierna sobre la cama, con la intención de patearlo, pero termine acariciando su pierna con mi pie:

-¡Levántate! – digo mientras bebo un sorbo de café, todavía está caliente.
-¡No quiero!- con voz de niño semi dormido. Algunos rayos de sol se filtraban por la ventana, ¿llovería hoy?... Me obligará a levantarlo…¡Come on!.
-¿Me obligaras a levantarte?...Ven, ven, ven, café mira…- señale la taza con la mirada, quizás estaba tan dormido que no la había visto.
-¡Qué abuso vale! Me estas tratando como perrito…- sonreía ¡Dios que guapo! Su sonrisa me perdía.
-Está bien- dije entre gruñona y divertida- Misu, misu, misu, misu…ven gatito…café…- empezó a sonreír más, se acomodo un poco en la cama. La temperatura de su piel era tibia, el roce entre sus pies y los míos iban sugiriendo que regresara a la cama.
-Graciosa ¿no?...Humor mañanero, me gusta… pero ¡No me voy a parar! – el gesto de negación hizo que su cuello quedará en un ángulo perfecto, mi mirada se desvió: me acerqué, coloqué la taza en el piso- su respiración estaba en aumento-, me incline sobre él, tragándome las ganas de darle un beso (afuera empezaba a llover), sus labios se ven irremediablemente apetitosos, hable lentamente: mi atención se desviaba a su boca, a los lunares de su cuello…
-Está bien- dije mientras las palabras brotaban con algo de dificultad y me acomodaba el cabello húmedo a un lado del cuello - Ya empezó a llover… Te dejo el café…iré a desempacar.

Al levantarme, sus manos me halaron hacia su cuerpo, termine debajo de él ¡por fin!; sus dedos recorrían mis brazos, mi piel, sus labios se encontraban con los míos y afuera llovía a cántaros.

3 comentarios:

  1. cafe, cafe, cafe!!! lluviaaa!!! *O* hmmm... de dond salio ese txto, pkeña? m gusta la doble ntrada pero ella es dmasiado sarkstica y el dmasiado kprichoso. aunq la anecdota es comica xD y linda. ns vemos pkeña, cuidat

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  2. no puedo evitar leer esto y que se me haga una sonrisa en el rostro...
    por qué será?
    =)

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  3. Cafe, lluvia, lluvia, cafe, que delicia, hey tu comentario fue demasiado lindo ok. beso.

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