domingo, enero 24, 2010

30



La noche imborrable está allí,
queda en la piel como en el papel quedan las marcas de un doblez incesante:
el ademán conocido, silencioso, casi imperceptible
y ciertas manías que caracterizan mi romántico espíritu.

Los pequeños momentos son los que más disfruto:
el vaivén de las olas en el lecho, la humedad del gesto.
El aire puro de montaña, empapado por nuestras risas, rocío de juegos de niños;
con las historias de duendes y miles de luces decorando el lugar,
esparciendo nuestras ilusiones, meramente humanas, nuestra borrachera de amor.

Y la luna ¡Dios, la luna!
Azul y blanca,
carnosa como tus labios y brillante como tus ojos,
deslumbrante… como cuando sonríes…
Observadora cómplice de este escape.

Tantas cosas que me recuerdan al mar,
es como si la luna se hubiese llenado de agua y estuviese compuesta de nuestras alegrías, de la ternura de tus caricias y la locura que nos caracteriza;
ataviada de este sentimiento que no tiene palabra, que es más grande que cualquier cosa dicha o hecha, que es tan necesario como respirar.

Las notas bajando por tu piel, el corazón saliente del pecho y tus manos...
¡chiquillo, tus manos y tus besos! ¡Y yo embriagándome de ellos, una y otra vez!

Como decirte esta noche, cariño, que no dejo de pensar en aquella luna
Que vienen a mí los momentos tan vívidos y puedo escuchar el viento y sentir el frio de la plaza,
Que puedo sentir que te respiro, que estas en cada poro de mi piel, que palpitas en cada latido de mi corazón.

Como decirte esta noche, en medio del insomnio y los recuerdos, que escribo esto… sin pies ni cabeza... solamente porque estoy pensando en ti.



martes, enero 12, 2010

jueves, diciembre 31, 2009

59min: 11horas





El 2009 exhala su último aliento y hay mucho que quiero decirle, quejas incontables, pero hay tantas cosas que quiero agradecerte -ahora- viejo año…

365 días en los que viví: me perdí (aquella grandiosa perdida del 2 de enero), soñé, volé alto, dije “Te amo” (a pesar de tener las lágrimas en la garganta), tuve miedo, volví a enloquecer con mi ángel de la perdición, acampé, me enojé, lloré, viajé, tuve pérdidas, batallas ganadas, pero sobre todo, sonreí. Sí, no te niego viejito, que algunos días quise borrarte, quise borrarme, quise acabarnos; no te niego que fue duro verlos llorar, tener que pelear o vivir en plena incomprensión con ciertos hechos, no te niego que sufrí, pero aquí estoy, aquí estamos, de pie todos, para celebrar tu muerte y el nacimiento del que entra: Soñando, volando alto, con algo de miedo, con ganas de acampar, de viajar, de conocer; con ánimos y ganas de seguir con mi ángel de la perdición (mi amada Letras), de disfrutarla siempre; con ganas de llorar (susceptibilidad por el año nuevo), con ganas de enfrentarme al mundo –y ganarle-… escribiendo, sonriendo, Amando

Espero que estos 365 días que vienen nos colmen a todos de dicha, de alegría, de libros, de inspiración y ganas de escribir, de fuerzas para seguir viviendo (y disfrutándolo), de AMOR, de una que otra lágrima por tristeza (porque de las derrotas también se aprende) y de muchas lágrimas de alegría. Queridos lectores, que aunque sean pocos son fieles, espero de corazón que nos sigamos leyendo, comprendiendo, identificando.

¡Buenos días, bebé en pañales! A ver… ¿qué me traes ahora?

Te reto a que seas mejor. Nos reto a que seamos mejores.

¡FELIZ 2010!

martes, diciembre 29, 2009

Sueños: Italia




-                     Hola… ¿cómo estás?... disculpa que te despierte…sé que es muy temprano. Tuve un sueño hermoso…

La chica se despertó en una habitación desconocida, sobresaltada por un sueño que ahora no podía recordar. Su mano tanteo la cama en busca de un acompañante, pero se encontró con el tibio vacío de quién acababa de levantarse. Somnolienta se levantó del lecho, sus ojos reaccionaron violentamente ante la luz que entraba por el ventanal.
Él, en medio de la mañana, contempla El Vesuvio, tiene su pantalón de pijamas a cuadro y anda sin camisa; ella, toma su espalda, la acaricia y empieza a darle besos pequeños, a recorrerla con los dedos, cuando él voltea, ella sonríe, él va a abrazarla y ella se le escapa de los brazos, corriendo.
Entro al baño, conteniendo una risa tonta, me cepillo -no me había dado cuenta de que cargaba su suéter puesto, vuelvo a sonreír tontamente-. Al salir del baño, él sigue allí, observando, detallando, esperando a que el gran gigante dormido emita aunque sea un ronquido. Le digo:
-                     Estamos muy lejos para que nos alcance una erupción.
Me responde:
-                     Estamos demasiado jóvenes para que nos alcance una erupción…una erupción de él en particular… Además, ya tengo a mi propio impetuoso volcán  al lado… - la observa  y la besa.
 Y empieza todo de nuevo… Los besos profundos, las mordidas en los labios, las caricias con las manos, con la lengua, la ropa en el suelo…

La noche anterior a la anterior, ella había llegado a Nápoles. Pudiéramos decir que persiguiéndolo a él (pudiéramos decirlo si quisiéramos hacer de esto una historia romántica que a él le pareciera perfecta), pero no fue así; ella había llegado antes que él, porque la parada de él en Ginebra se alargo un poco más.

La noche en que llego, la ciudad tomó forma: ya no era una superposición de postales de lugares, escritores o comidas; se transformó en algo tangible con un olor tan particular y agradable, que recordaba a la sensación de oler papel glasé en un libro.  Mientras él estaba en el baño, ella intentaba recordar qué había soñado, qué era eso que tan de repente había hecho convulsionar a su inconsciente. Cuando él salió de ducharse, ella estaba sumida en un paseo onírico, intentando desenterrar imágenes que se pierden por la conciencia.
-                     Despierta- dice él, mientras su cabello escurre agua y algunas gotas caen sobre el rostro de la chica- … despierta… - y la última vocal se transforma en un suspiro que muere en los labios de ella.

Esa noche ella “salió a bailar”. Sonaba tan extraño para ella repetir esa frase: ir a bailar. Ella, que odia los lugares pequeños, las excesivas cantidades de gente y que tiene 2 pies izquierdos, iba a bailar.  Para muchos podría significar el fin del mundo si la escuchasen.
La chica “acomplejada” olvido su “identidad”: por una noche mandó su peso al demonio, relegó su estatura, el acné o sus despeinados cabellos. Salió del hotel con ropa aireada, algo maquillada –nunca con tacones-, y con ganas de comerse al mundo. Él la esperaba en el aeropuerto y esa noche bautizarían Nápoles a su estilo.
Mientras iba en el taxi recordó en flash backs los últimos 5 años, desde los días en que daba terror y sobresalto en el estómago pensar en plural, hasta estos, en donde ser 2 mosqueteros armando el destino (buscándolo, a lo griego) es lo único que cuenta; donde se bautizan lugares y, aunque algunos días se tengan ganas de dejar de existir, la sonrisa del otro, sus abrazos, su compañía, forman las brasas que alimentan el fuego de nuestros sueños. Pensaba en cómo le saltaría encima cuando lo viese, sólo por estar 24 horas en otro pedazo de tierra lejos de ella. Recordó el café en Verona (Da Gianni trattoria), las pequeñas callejuelas de la ciudad, los teatros y la lata de galletas apretada contra el pecho, mientras caminaban tomados de la mano; sonrió. A pesar del tiempo, no sólo los recuerdos la hacían sonreír, también eran las ganas de saltarle encima, de abrazarlo, de tocarle el rostro, de besarlo. A pesar del tiempo, él seguía siendo su principal razón para sonreír.
Esa noche, se hizo cuerpo. Dejó que la música penetrara en ella,  olvidó todas sus trabas y simplemente fue libre. Se movió, provocó, lo disfrutó. Bailó hasta cansarse, fue atrevida y no necesitó sustancia alguna, él y sus ganas (sus ganas de saciarse con él), eran suficientes.  Nápoles, la Nápoles que ella se había imaginado desde que quiso ir a Italia, les pertenecía…  








"Hola… ¿cómo estás?... disculpa que te despierte…Quería contarte un sueño...", pero no se atrevió. 
Quería contarte un sueño hermoso, pero no tengo el valor, no me atrevo a relatártelo por teléfono; no ha sido el primero y sé que no será el último…Me despierto todos los días con ganas de que sean reales, de despertar así; abro mis ojos en las madrugadas con ganas de llamarte y decirte lo que estaba soñando, pero mi voz no está acostumbrada a pronunciar finales felices. 

martes, diciembre 22, 2009

365 días (síndrome de abstinencia)

El aire pesa cuando no estás, me parece un tanto asfixiante vivir así.


No paro de imaginar el olor de tu piel, el color de tus ojos, la forma en la que tus brazos calan en mi cuerpo cuando me abrazas. No dejo de repetir tu voz, los gestos del día a día, esos que contemplo con placer. Cierro los ojos y aparece tú sonrisa, que me mata, me desnuda por completo. Son las frases, las acciones, los ademanes demasiado tuyos, que me hacen sonreír, sentir que vuelo.


No hay metáfora adecuada o verso improvisado o escrito sin sentido que pueda describir lo me haces sentir. No hay palabras.


Sueño con recorrer tu espalda y tu abdomen con mis dedos, y mientras lo hago siento como bullen dentro de mí las ganas de ti. Cuando tu cabello se escapa de mis dedos y el aire contenido por un beso se transforma en gemido… despierto. Enloquecida por tu ausencia.


No me sació de ti. Eres una droga que corre por mis venas, los pensamientos presentes que se hilan en mi mente. Eres cada latido de mi corazón.


Nunca antes dije TE AMO con tanta seguridad, nunca antes dije TE AMO sabiendo lo que es el amor, esta clase de amor (pasional, incontrolable, auténtico). Nunca volveré a decir TE AMO sin pensar –aunque sea sólo por un segundo- en ti.

miércoles, noviembre 18, 2009

Llueven plumas

No tengo mucha información acerca de los hechos que sucedieron esa noche. No hay nada claro, graficado, especificado por escrito, que pueda hacer que todo tenga una respuesta, un motivo. Recuerdo la mirada “perdida” del detective, absorta en el charco de sangre. Me dijo, “se suicidio una noche de invierno…”, y parecía que ese detalle le tenía dando vueltas en su cabeza, entre miles de pensamientos. “¿Y eso qué tiene que ver?, pregunté. “No lo sé, los suicidas son alegremente tristes en invierno, es una especie de ‘conciencia de miseria compartida’: todos estamos tristes y congelados, y ellos, al fin, se sienten –nos sienten- parte de algo ¿entiende?. Y yo que voy a saber, pensé. Asentí sólo por hacer algo.


El cuerpo de la chica había sido levantado, ahora sólo quedaba la sangre, dentro de un par de días ésta desaparecería por completo – junto con la noticia de su muerte-. Algunas noches me pregunto por qué lo hizo, si lanzarse de un piso 13 tenía alguna significación para ella; me pregunto si sintió como el aire le aplastaba los pulmones y si se asfixió antes de llegar al piso. Pobre chica. No era hermosa, no para muchos, quizás tampoco para mí: su cara le hacía aparentar 6 años más de los que tenía, su cuerpo no era el más agraciado, sin embargo… había algo hermoso mientras caía, quizás el velo de la muerte cubrió todo de flores para ella, quizás hizo que todo luciera con belleza pura, o con pura belleza, en fin… creo son expresiones que usaría un amante morboso de la muerte y no creo que yo lo sea. Aun así, ante todo el panorama, me sigue haciendo resonancia la frase del detective “se suicido una noche de invierno…”; ¿qué tan desesperado, solitario, desamparado o terriblemente mal, hay que sentirse para suicidarse en una noche que amenaza fuertemente con llover?


Con la pregunta anterior fue que empecé a buscar luces para revelar este raro acertijo, pero no encontré nada. Cuando fui a su apartamento, la conserje me dijo que vivía sola, que acababa de mudarse, que le parecía una chica extraña (“en su sala no había ni un sólo mueble, pero tenía una biblioteca repleta de libros…”), me pregunto que le habrá parecido a la chica su indiscreta conserje y en dónde estarán esos libros ahora. Sus vecinos me contaron que tenía novio, que sonreía mucho cuando estaba con él (“siempre agarraditos de la mano, amor joven, usted comprenderá…”), que era amable y que, como todos, tenía sus malos días. No quise buscar a su familia, sé que debía verse mal el hecho de que un perfecto desconocido fuese a preguntar por una perfecta (des)conocida, a investigar sobre su vida y las causas que la condujeron a la muerte. Casualmente, encontré al detective en una pesquisa en un centro comercial; él no me reconoció, pero luego de citarle el caso y su enigmática frase, me informó que ella ya había tenido intentos frustrados de suicidio (“su madre me dijo que se llamaba a sí misma ‘cobarde’”), y que había encontrado entre sus archivos muchos escritos acerca de la muerte y el amor, junto con una peculiar pegunta dibujada en una hoja de cuaderno.


-¿qué era?- pregunté con desdén, aunque la curiosidad galopaba en mis sentidos.
- Una pregunta de enamorados. Creo que cuando llegaba la noche, y todo se callaba, ella se preguntaba si estaba bien ser tan feliz, si todo era un añadido, si estaba bien la sensación de indispensabilidad o si perdería lo que más amaba…hablaba y escribía mucho del amor, de la vida….- y de nuevo su mirada se perdió en el vacío.
- ¿quién era su novio?- no quería volver a asentir solo por hacer algo.
- ¡¿Y es qué acaso tu eres policía, periodista o qué?!¡¿Para qué andas interrogando acerca de un suicidio que tuviste la oportunidad de ver?! – dijo ofuscado.
- entiendo, entiendo. Pero me parece sospechoso que alguien tan joven, con tanta vida por delante y que fuese feliz, haya decidido, una noche hermosa, aventarse al vacío…
- ¡¡Qué hermosa va a estar siendo una noche que amenazaba con un diluvio!!... Además, eso es lo que hace la gente loca…


Y nuestra conversación quedo allí. A mis manos ha llegado el peculiar dibujo. Todavía sigo sin entender qué paso.


Pensé que se lo había demostrado- entiendo que no lo aceptase por completo (me gustaba que no lo hiciera)-, pero creo que le hice entender que sería para siempre: que ella, con mi presencia todos los días y mi esfuerzo constante por salvar su (nuestro) mundo, terminaría por creerlo y aceptarlo. Vi su cuerpo caer, la fragilidad de su alma se expuso desnuda ante mis ojos y nunca voy a siquiera intentar comprender por qué lo hizo.


Desde entonces no ha dejado de amenazar con llover, yo sigo parado en el mismo sitio, viendo como llueven plumas, como mi ángel se deshace en el vacío.





-          … eso es lo que hace la gente loca…

domingo, noviembre 08, 2009

Happy Birthday!

Hoy vengo aquí con un par de premisas que hace un año serian inadmisibles: vengo a hablar de mí y a decir que la realidad parece ser tan maravillosa (quizás hay días en los que es hasta mejor) como los sueños. Sí, el 2 de noviembre del 2008, lo que acabo de decir me parecería una total y absurda locura, pero de ese material está hecha la vida: de paradoja y locura, de vueltas que –como en una montaña rusa- son capaces de dejarte mareado, con tu  “manifiesto de absurdo” volando por los aires.

“vengo a hablar de mí” y sonrío ante la frase. ¿Es que, acaso, no he estado haciendo eso durante todo este año? Historias sobre nada nace con la idea fija de hablar de relatos, fantasías, sueños, historias sobre nada, intrascendencias, de una forma “anónima”; este espacio pretendía ser utilizado como una válvula de escape, en donde la vida real fuese maquillada y la identidad disimulada. Es evidente que ese norte se ha perdido, puesto que creo que nadie puede crear un espacio donde solo se hable de fantasías, sueños (que parecen) imposibles de realizar, porque hablar de estas historias e intentar hacer literatura con ellas, es hablar de la vida: no podemos separar las nociones de “literatura” de las nociones de “vida” (o como diría Rafael Cadenas, de “realidad”) e “imaginación”: parece ser que Vida-Imaginación-Literatura, forman una triada universal que permea todo lo humano y por ende, tiende a transgredir la idea de “anonimato” en el individuo. Hoy quiero reafirmar la idea de que tiendo a utilizar mis palabras como un reflejo de mi ser y que durante todo este tiempo, cada uno de esos escritos eran/son migajitas que forman un corazón que siente demasiado y un cerebro que…también siente demasiado. 

Podría empezar a hacer un análisis de crecimiento o un gráfico de estados anímicos de todos estos 12 meses, pero sólo me remitiré a decir que estoy feliz: me alegra que este espacio se mantenga tan auténtico como cuando empezó y aunque no me enorgullezca de casi ninguno de mis escritos, sé que siempre los tendré para recordarme por todo lo que pase, por todo lo que pasaré… ¡Feliz cumpleaños Historias sobre nada! Espero que esta nadería -y que la musa que la hace presente (razón por la cual huí a este lugar)- se mantenga por mucho tiempo, siendo testigo de ese corazón y cerebro, a los que les gusta vivir en medio de ensoñaciones.

Dije que no haría un análisis de crecimiento, pero se me vino a la mente la película “Sweet november” (Sí, me gusto esa película: desde recordar que la primera vez que la vi me quede dormida, pasando por la inexpresividad de Keanu Reaves, hasta la “linda” escena en el puente) y, debido a que, tengo la manía enfermiza de ser precisa con las fechas y a que el nombre de la película me remite a estas fechas, quisiera colocar una lista de “eventos” que hicieron que estas historias se hiciesen cuerpo:

            Dulce noviembre:

- 1ero de noviembre del 2008: toque de “Los mentas” en la Plaza “La Castellana”, aparición contundente de Jota, la esencia que necesitaba para terminar el cuento. Desespero ante la sensación de no volver a verle (Stand by me: Blog MySpace | de Tontamente yo :)
- 2 de noviembre del 2008: en busca de desprenderme de lo que sentía, abrí el blogspot. A ver si Jota salía de mi mente y dejaba de distraerme.
 - 3 de noviembre 2008: cumpleaños de mi abuelita :$ (¡dije que sería algo muy personal!)
 - Del 10 al 13 de noviembre del 2008: tanda de primeros parciales
- 11 de noviembre del 2008: todos los ejemplos en la materia “morfosintaxis del español”, utilizaban el nombre Juan como ejemplo ¬¬ Se estaba haciendo intolerable…
 - 12 de noviembre del 2008: esto: http://bit.ly/3NQ46X
- 13 de noviembre del 2008: tenía que entregar un ensayo de “El Quijote” y en mitad de camino de mi casa a la uni, decidí que me iba a arriesgar y que me importaba un bledo lo que pasase de ahora en adelante.
- 15 de noviembre del 2008: la primera mejor cita de mi vida :$ Una susy, anime, música y las ganas de no irme nunca.
- 18 de noviembre del 2008: estoy perdiendo, a pesar de decidir que iba a arriesgarme, tengo miedo y la invasión que lleva tu nombre agobia mis pensamientos, altera mi corazón.
- 20 de noviembre del 2008: lluvia torrencial. Frustración y aceptación casi oficial de lo que quería que sucediera. Nacimiento de Only happy when it rains, en una hoja de mi cuaderno de morfo...
- 21 de noviembre del 2008: un día que estuvo por no suceder. Olvide mi discurso moralista. El chocolate, su compañía, las ganas por besarle que arremeten contra mis sentidos…Espejo siniestros y el chalequeo de mis amigos...
- 22 de noviembre del 2008: “¿Qué estamos haciendo?” Y una brillante desaparición, a punto de ser definitiva…
 - 24 de noviembre del 2008: Toda la angustia de los últimos tres días se resume en http://bit.ly/2VhvHf
- 25 de noviembre del 2008: ciertos matices de mi discurso moralista (y sin muchas ganas), me contaron el cap. de Supernatural que no vi y recorrimos subways. Pena, demasiada pena, al preguntarme “¿Qué paso con tu blog? Que no pude leer bien”


    Tuve un muy dulce noviembre y voy por el mismo camino este año ♥☺
    ¡Muchas gracias a la gente que lee historias (y sobretodo, eternamente gracias a los que comentan) y muchas gracias a historias por dejar que yo le de forma!